"El Infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio".

Italo Calvino. Las ciudades invisibles.

jueves, 11 de octubre de 2012

LES AMOURS IMAGINAIRES




 La incapacidad para tolerar la ambigüedad es la fuente de todas las neurosis.
Sigmund Freud

Xavier Dolan ha tomado el relevo de Atom Egoyan en el favor de los festivales, lo que habla de la pauperización de éstos. Sus dos películas han sido proyectadas en Cannes, consiguiendo cuatro premios en dos años y atrayendo sobre sí una inusual atención para un joven de 21 años, aunque no resisten la comparación con The adjuster y Exotica.
            Que con 21 años haya realizado dos películas es bastante sorprendente y debe haber tenido muchas dificultades para poner en pie los dos proyectos. En cambio, para la promoción es un valor añadido; vende un director tan joven, agudo, ambicioso y gay, que no ha ido a ninguna escuela de cine, no ha rodado cortometrajes, ni ha estado en Sundance.
            Dolan interpreta a Francis, un joven que compite con su mejor amiga Marie por el amor, imaginario o no, de un Adonis de pelo rubio y rizado llamado Nicolas, que en ningún momento define su orientación sexual. El director abusa de la paleta de colores, a lo Jean-Luc Godard, para las escenas sexuales, de poco calado y pasión, y d ela cámara lenta, a lo Wong Kar Wai en In the mood for love. Tampoco tiene sentido la aparición de personajes, que no tienen nada que ver con la historia, contando anécdotas personales, que nos podían hacer pensar que vamos a ver un retrato mucho más amplio de los jóvenes de Montreal. Se acaba en un ejercicio de narcisismo, a lo Denys Arcand, aunque hay que reconocer que existen otros modos más fáciles de autoglorificarse. ¿Será el próximo Christophe Honoré?.
            Si tiene algún mérito el guión de Dolan es ceder el protagonismo al personaje femenino interpretado muy bien por Monia Chokri y que tiene  la mayoría de los mejores momentos de la película. En cambio, lamentable es el papel de Niels Schneider como el infatuado Nicolas y la comparación con Louis Garrel en el último giro de la película. Muy diferente, y sin duda mejor, podría haber sido si éste interpretase a Nicolas.