"El Infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio".

Italo Calvino. Las ciudades invisibles.

jueves, 26 de abril de 2012

NOTICIÓN

La mejor noticia cultural que he recibido en mucho tiempo. Todavía no me lo puedo creer.

domingo, 22 de abril de 2012

ONCE UPON A TIME IN ANATOLIA



Hay que llegar al final de la película para entender el sentido de una situación que parece fácil, una aparente pesquisa policial, un aparente thriller. Junto con un fiscal y un médico, intentando encontrar el sitio donde fue enterrado el asesinado, la policía conduce por carreteras polvorientas y ocres a un presunto asesino, incapaz, o así lo pretende, de encontrar el lugar. Poco a poco se irá descubriendo las verdades de los personajes, sobre todo la del que lentamente se irá convirtiendo en el central, el médico, sobre el que se cierra la narración, describiendo su trayecto interior. A medida que la noche se cierra, rota la oscuridad por los faros de los coches, aumenta la tensión y la fatiga, lo que provocará que afloren otras sombras.
Impresionante la belleza física de todas las imágenes, lo que provoca una gran experiencia sensorial. El director insiste en el uso, característico de todas sus películas, de esos largos planos por los que circula vida intensa. Al igual que en toda buena obra la narración no debe ser el único asunto, debe ir acompañada de la puesta en escena. Es más, acaba importando cada vez menos el esclarecimiento de los hechos
En todo su vigor encontramos la capacidad para hacer aflorar, la pulsión, la densidad, la belleza y crudeza del mundo que caracteriza sus películas recientes, las únicas posibles de ver en salas Uzak, Iklimler y Üç Maymun. Nuri Bilge Ceylan rueda de forma nada convencional, con pequeñas digresiones que ponen distancia con el asunto central pero que no hace disminuir el interés.
Como ejemplo de la estrechez de miras de Boyero esta horrorosa crónica, que podría servir para darle la razón a los que escriben en Lumière. He de confesar que cuando le gusta una película a mí también; cuando a mi me apasiona a él le horroriza; las que a mi me apasionan a los de Lumière les gusta y  las que a los de Lumière les apasionan me dejan indiferente.

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Enlaces interesantes:

- Cartas que intercambian Adrian Martin y Cristina Álvarez con motivo del Festival de Rotterdam de 2012 en Transit.
- Antonio Muñoz Molina habla en su blog sobre Le gamin au vélo.




martes, 3 de abril de 2012

TRABAJO OCASIONAL DE UNA ESCLAVA


Alexander Kluge, cineasta alemán nacido en 1932, estudió historia y derecho, estableciéndose como abogado tras su doctorado. Empieza a interesarse por el cine y, tras consultar con su amigo Theodor W. Adorno, trabaja como asistente de Fritz Lang, amigo de este último y recientemente vuelto a Alemania de su exilio estadounidense. Participa en el rodaje de La tumba india, uno de las últimas películas rodadas por Lang. Posteriormente realiza algunos cortometrajes entre 1960 y 1962. Participa en la redacción del manifiesto de Oberhausen en la búsqueda de una renovación del cine alemán. Crea su propia productora financiando las primeras obras de muchos jóvenes directores. En 1965 rueda su primera película, Anita G., premiada en Venecia y que supone la revelación de una Nouvelle Vague alemana. Ha publicado numerosos textos y obras sobre teoría cinematográfica. Desde 1988 se dedicó a la realización de espacios culturales para televisión, donde profundizó la radicalidad de sus elecciones artísticas.
Como todas las que desarrolla Kluge, Trabajo ocasional de una esclava cuenta una historia paradójica, incongruente, sumergida en un mundo alienado. Un personaje busca con obstinación ser protagonista de su propia vida. En este caso, una enfermera que realiza abortos clandestinos para mantener a su familia, formada por tres hijos y un marido químico, que no quiere vender sus ideas a una empresa, ni trabajar en la Universidad, y que tras la delación de otra persona que se dedica a lo mismo, pasará a un compromiso político que le llevará a impedir el cierre de la empresa en la que, por fin, está trabajando su marido.

            Trabajo ocasional de una esclava supone una profundización en las constantes del estilo ya anunciadas en Anita G.: influencias godardianas, importancia del montaje, intentos de distanciamiento, rechazo de cualquier clase de esteticismo, uso de la voz en off, uso de secuencias casi documentales, toques  de ironía, crítica social, análisis de las contradicciones de los personajes, personajes femeninos con fuerte carácter …
            Siguiendo la noción brechtiana de la discontinuidad la historia se cuenta de forma discontinua, entrecortada, en forma de collage, con saltos inesperados, cambios repentinos en la tensión de las escenas. Una historia que permanece aún vigente, rodada de forma militante, con rigor ideológico.

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Enlaces interesantes:

En Lumière algunos críticos detallan los acontecimientos más relevantes del 2011.

Artículo muy interesante en Transit de Adrian Martin .