Agnes Varda dirige
su primer largometraje La Pointe courte
sin haber estudiado cine, ni realizar ningún tipo de aprendizaje. Esta película
será una avanzadilla de lo que será la nouvelle
vague, en la que se puede encuadrar sus siguientes películas Cleo de 5 a 7 y Le
bonheur. Posteriormente realizará algunos documentales como Daguerrotypes o Murs murs. En 1969 rueda en Los Ángeles, donde vive con Jacques
Demy que ha ido a rodar Model Shop
con Anouk Aimée, y en inglés Lions love,
un ménage a trois con Viva, en la
órbita de Warhol, Jerome Ragni y James Rado, creadores de Hair, interpretándose
a ellos mismos, viviendo en las colinas de Hollywood, en una casa alquilada,
con una cama gigante compartida por todos, piscina, plantas de plástico y
columnas de espejos.
La peor película
de Varda que he visto. El tiempo ha sido de una crueldad infinita con ella.
Sólo me resulta divertida cuando Viva plantea la posibilidad de tener niños pero
piensa que pasar nueve meses de embarazo para tener sólo uno es algo desalentador.
Por lo que decide pedir prestado algunos críos para ver como es la experiencia
de la maternidad. El resultado es un desastre, ya que no les permiten echarse
una siesta, orinan en la piscina y sólo comen patatas fritas con Ketchup. El
resto maldita la gracia que tiene. Mucho mejor hubiese sido que hubiese seguido
la estela de Chris Marker para filmar
Mayo del 68.